Datos Personales

- Stella Maris Almeida
- Maestría Docente Usui Reiki Ryoho, Maestría Kundalini Reiki, Maestría en Sintonizaciones para la Ascención,Maestría Maitreya Reiki, Maestria Satori Shihan. Terapeuta Floral Bach,Bush,California,Sirio.
viernes, 24 de agosto de 2012
ASMA Y ALERGIA DE PRIMAVERA
Estamos entrando en una nueva primavera y contrariamente a lo que la gente cree, no es en invierno donde predomina el asma, sino que se intensifica en la época de cambios climáticos que se producen en primavera y otoño.
Normalmente culpamos de esto a los cambios bruscos de temperatura, a las nochecitas frescas de septiembre, o a la sensibilidad pulmonar del asmático. Sin embargo, el asma y las alergias de piel están relacionadas con el hígado y es precisamente en primavera donde el biorritmo hepático ve acrecentada su energía en menoscabo del pulmón y de la piel.
Debo aclarar que se llama alergia a la respuesta enfermiza excesiva a elementos que normalmente no afectan al hombre. Se trata de un desorden interno de nuestra energía vital y nadie llega a ser alérgico si previamente no se ha desordenado esta energía. Esto es muy importante tenerlo en cuenta, porque a la hora de decidir una terapia que sea efectiva, necesariamente dejaremos de considerar al paciente como un enfermo de los pulmones o de la piel, y tendremos que tomarlo como una integridad que está alterada en su esencia vital.
De modo tal que no es el frío ni los cambios de tiempo los causales directos, sino que éstos actúan como desencadenantes de un desorden previamente establecido. Por eso es lamentable ver como se obliga a los niños asmáticos a cuidarse en demasía. ¡ No tomes frío, no corras, no te quites la campera, ponete la bufanda, etc.!, mientras tanto estos niños ven a sus compañeros jugar a la pelota prácticamente en cueros.
Si el asma es un desorden psicosomático, como lo son la mayoría de las enfermedades, estas recomendaciones sólo sirven para acrecentar la minusvalía del paciente alérgico ante sus amigos. La sobreprotección es sinónimo de acoso, de ahogo; al niño se lo separa del resto de los chicos, de los placeres de la comida y de los juegos, conducta que hace que el proceso se agrave.
La verdadera causa hay que buscarla en la disposición del paciente hacia el futuro, y quien no pueda superar las dificultades de integración, y no consiga elaborar una cierta base de seguridad para desempeñarse en la vida, se verá oprimido dentro de ella y esa opresión se reflejará en sus pulmones.
La minusvalía y la inseguridad son las causas psíquicas de la mayoría de los asmas infantiles que, al desordenar la fuerza vital predisponen al ahogo, y no un problema causado por el frío, no por mala alimentación; un niño bien tratado tiene que llegar a ser normal con respecto a los otros, soportando clima y comidas por igual.
La dieta no es fundamental, sólo es importante disminuir la ingesta de algunos alimentos, pero no prohibirlos en forma terminante. Es preferible dejar que el paciente tenga sus propios gustos, salvo en casos en que esté comprobado una intolerancia específica a determinados alimentos.
Los tests de alergia van dirigidos a neutralizar el efecto de ciertos alergenos. Por ejemplo, si un test determina que la frutilla le provoca reacción al paciente, las vacunas tienden a corregir este defecto; pero como el desorden energético subsiste, con el tiempo se desarrollará alergia a otra sustancia, luego a otra y a otra, y no es cuestión de seguir suprimiendo y suprimiendo alimentos. La única forma de tratarlo es concentrarse en el individuo, en su unidad psico-bioenergética, y no en un elemento que ocasionalmente está causando problemas. El tratamiento de vacunas va dirigido a las consecuencias, mientras que la restitución de la dinámica vital actúa sobre la causa y la quita de raíz, al brindar al paciente los elementos necesarios para desplegar su propia defensa.
Es el niño quien debe regular su alimentación y su abrigo, y esa regulación lo ayuda a desarrollar su personalidad, a independizarse y a reconocer sus valores. Sintetizando: nunca deben abrigarse “ según mamá” , darle la libertad para elegir y dejar de acosarlo. De todas maneras cuando se insiste en el exceso de abrigo, ya sea en la cama porque se destapa, o en la calle porque corre, sólo se logra que transpire, moje su ropa, y esa humedad le provoque una nueva crisis de asma. Dejemos dormir al niño con el mínimo de ropa, de esta manera necesitará de las cobijas, las que podrá regular a su gusto y no se destapará . El niño necesita también regular su vida y solucionar sus pequeños problemas, y no que le reemplacen su mente. En los juegos desarrollan su imaginación, su capacidad creativa y su entrenamiento para tomar decisiones futuras. El separarlo, aislarlo de esos juegos o regimentárselos, sólo aumenta su minusvalía que es el terreno donde se asienta el germen del asmático. A tal punto es así , que es de conocimiento público que la mayoría de los asmáticos mejoran en la pubertad, y eso se debe precisamente a que el jovencito comienza a valerse por sí mismo, a superar sus trabas psicológicas, en un lento proceso en el que logra desprenderse de la presión familiar, y en consecuencia también de la pulmonar.
Otra forma de opresión son los conflictos entre los padres y los problemas familiares, y en ese caso conviene complementar el tratamiento con la intervención de un psicólogo, para que el niño pueda superar esa dificultad. Por supuesto no son éstas las únicas causas psíquicas predisponentes, pero son las que más frecuentemente se ven en el consultorio.
El papel que le corresponde al medicamento homeopático, por poseer un efecto estimulante sobre la energía vital, es desarrollar una acción integradora considerando todos los factores, el orgánico pulmonar por supuesto, pero también las influencias sociales y psicológicas, es decir tratando al asmático en su ambiente.
La triada psíquica-somática-ambiental hace que el remedio elegido actúe sobre la fuerza vital en su totalidad, y no sobre la energía pulmonar exclusivamente.
Si el proceso asmático es de pocos años de evolución y no hay trastornos pulmonares serios, en el curso del año de tratamiento homeopático se puede lograr la cura total y sin dejar secuelas. Por eso la mejor época para iniciar la curación es durante la infancia y la adolescencia. En los adultos asmáticos de larga data o con complicaciones pulmonares irreversibles, se consiguen logros muy importantes que mejoran la calidad de vida, sin necesidad de utilizar corticoides o medicamentos agresivos.
ALGO MÁS SOBRE EL ASMA
Solo comprenderemos el tratamiento homeopático si asumimos que no es un tratamiento para curar el asma; cura el asma, si , pero porque cura al paciente asmático en totalidad, no solamente sus bronquios. Por lo tanto el medicamento se prescribe de acuerdo a la forma en que el asma se manifiesta en ese paciente.
Es muy importante relacionar sus síntomas, ya sean físicos o mentales, con las circunstancias que al paciente lo mejoran o empeoran y estas puede ser:
El factor emocional:
es fundamental en el asma y para conocerlo el homeópata necesita saber que motivó la enfermedad. Para ello tenemos que retrotraernos al comienzo de las crisis y reconocer que trastorno emocional fue el causante. Una cólera, un susto, una pena, un desengaño, una preocupación, son circunstancias capaces por su intensidad, no sólo agravar un cuadro asmático, sino que pueden ser el comienzo de la enfermedad. La misma inseguridad de un niño ante la vida puede ser la causa que inicie una crisis infantil.
El homeópata necesita indagar en la vida familiar del paciente y conocer su carácter, no para analizarlo o interpretarlo como lo hace el psicólogo o el psiquiatra, sino para tomarlo tal cual es con sus motivaciones y reacciones espontáneas.
Podemos concluir, entonces, que para el médico homeópata mas que la enfermedad cuenta el enfermo; jerarquiza la forma en que los síntomas se manifiestan en ese paciente, porque esos síntomas que refiere no ocurren por casualidad, ocurren porque él es esa persona y no otra. En ese sentido la responsabilidad del paciente es inmensa; él es el artífice junto con el médico de su propia curación, porque el médico prescribe en base a la observación estricta y minuciosa que él o sus familiares relatan de los síntomas.
El paciente no es objeto pasivo del tratamiento homeopático; en Homeopatía como en la vida misma, la persona está involucrada en su propia curación.
Las sensaciones subjetivas,
que son apreciaciones del propio enfermo, sutiles, personales, raras, no demostrables y muy individuales, adquieren importancia en Homeopatía. Pueden ser descriptas por el paciente como sensación de ardor, frío, astilla de madera, aguja de hielo, hormigueo, agrandamiento, constricción, sensación de tapón, de cuerpo extraño y podríamos seguir con una larga lista. Estas sensaciones son habitualmente desechadas en la historia clínica de la medicina convencional, y aun por el paciente que desconoce la invalorable importancia de estos síntomas.
Diferencias entre el diagnóstico clínico y el diagnóstico homeopático.
Siendo la homeopatía un método de tratamiento médico integral, no deja de realizar el diagnóstico de la enfermedad a tratar, de igual manera que lo hace la medicina alopática; sólo que, una vez conocida, recién comienza el interrogatorio homeopático. Necesitamos realizar un completo y minucioso examen para conocer al ser humano que está enfermo. Enfermedad y enfermo es toda una unidad que no puede disociarse si queremos curarlo integra y definitivamente.
Una historia homeopática completa necesita varios diagnósticos:
El primero, como ya dije, es el estudio clínico de la enfermedad similar al alopático.
Recién entonces, el homeópata avanza sobre el diagnóstico particular de cada paciente con todas las modalidades que lo identifican, para conseguir un enfoque holístico de la persona como una unidad psicológica, física y social.
Física como expresión de las modalidades de reacción de su cuerpo en totalidad ante el medio ambiente.
Psíquica como la reacción que la enfermedad imprime sobre su carácter, sus emociones y su voluntad.
Social como el comportamiento y la aceptación del paciente en respuesta al medio social donde vive.
La enfermedad se expresa a través de síntomas externos que delatan un problema profundamente enquistado dentro mismo de la persona, y la curación sólo se logrará cuando este desorden desaparezca.
Dentro del relato de un asmático , el médico concentra su mayor interés en la modalidad característica de este paciente, sobre los síntomas llamativos, raros y peculiares y todas las situaciones donde el proceso empeora o mejora (modalidades de agravación y mejoría).
Por ejemplo es normal que un asmático tenga dificultad para respirar; es un síntoma común a todos los pacientes que no nos orienta hacia ningún medicamento, pero no es tan común que algunos pacientes mejoren la fatiga sentados, con la cabeza apoyada sobre las rodillas; este es un síntoma que nos lleva hacia pocos remedios, sólo dos, Kali Carbónicum y Coccus Cacti.
En ese mismo sentido, tener tos también es común a la mayoría de los asmáticos, tampoco nos define al enfermo porque es parte integrante de la enfermedad, pero si la tos mejora por beber agua fría, individualiza más el problema y por ende al paciente y su remedio que es Coccus Cacti.
¿Porqué? Porque concuerdan en el mismo enfermo la postura con la cabeza sobre las rodillas y la mejoría de la tos por beber agua fría, algo observado en el medicamento Coccus Cacti cuando se hizo la experimentación correspondiente.
Coccus Cacti en su experimentación farmacológica es capaz de reproducir la postura y la tos que este paciente adopta para mejorarse y este medicamento activará estas características y otras que tenga el paciente del ejemplo, para estimular la curación no sólo de la crisis, sino del desorden que lo aqueja en totalidad.
Deportes al aire libre y vida sana Lo mejor para el asmatico
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